Parece poco patriótico que el primer post de este blog sea
de un restaurante chino, pero me parece que este establecimiento merece tal
honor. Situado en el bulevar de Entrepeñas a la altura del número 17, Guadalajara, ofrece una particularidad diferente a
todos los restaurantes de Guadalajara, ya sean del ramo oriental, del
occidental o del basuril: un buffet a la carta. No se trata del clásico buffet
en el que te pones hasta las cachas eligiendo y sirviéndote comida de toda
índole y manufactura: se trata de un restaurante en el que te puedes pedir toda
la carta si te da igual. Barra libre de platos, comida a tutti plen sin mirar
el precio de cada plato. Si te apeteciese podrías pedirte diecinueve platos de
arroz frito especial princesa (delicioso,
por cierto), y los camareros aún te podrían servir el vigésimo por el mismo
precio.
Un lugar digno de explorar.
Y quizá sea por el famoso Ajinomoto (pinchar aquí para elque aún desconozca qué es este imprescindible aditimento), o quizá sea por la
amable atención que te dispensa uno de los camareros, (especialmente amable y
cuyo dominio del español sería ensalzado en todas las discotecas de extrabarrio
de España), pero la verdad es que es un lugar acogedor, limpio… y extrañamente
vacío. Y digo extrañamente porque se come mucho mejor que en cualquiera de los
restaurantes al uso en la ciudad y puedes comer lo que te dé la real gana, así
que siempre me ha extrañado la poca afluencia de público que ha tenido.
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Podéis apreciar que me he sentido, literalmente, como en mi casa... (vivo solo)
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Pasemos a lo interesante, la comida.
El local ofrece una amplia carta de comida oriental, pero
con algunas particularidades: tiene una sección de pescado muy interesante y
algunos platos y postres son excepcionales.
Y, dicho esto, comencé con un entrante algo ligero porque en
esta ocasión estaba solo ante el peligro: el souvenir de estos restaurantes (el
rollito de primavera) cumple con la media sin ser grasiento, pero no puedes
dejar de pedir en esta sección sus rollitos de queso y las croquetas de setas.
Para el que le guste el queso, los rollitos rellenos de queso le ofrecerán la
oportunidad de relamerse los bigotes, y aunque las croquetas (obsérvese la
peculiar manera que tiene el camarero de pronunciar este plato) no son muy
orientales, están buenas y no parecen congeladas. Aunque no lo he pedido en
esta ocasión, la ensalada china princesa ofrece a los incautos que sigan una
dieta la oportunidad de mostrarles a los demás que se cuidan y al mismo tiempo
se comen un plato digno.
Me llamó la atención una novedad en la carta, el arroz negro
con sepia (ya lo sé, no parece muy oriental), así que lo escogí por encima de
los dos platos de arroz que bajo mi humilde entender son los mejores del
establecimiento: el arroz frito especial Princesa y el arroz agridulce con
piña. Creo, ahondando en el peligro, que podría comer en este restaurante a
base de arroz y quedar más satisfecho que un marajá (o en este caso como un
emperador). Me lo apuntaré para la
sección de “Salvajadas” de este mismo blog. Regresando a lo que apuntaba al
inicio de este párrafo, el arroz negro con sepia es una buena elección, no muy
pesado, con muy buen sabor y en su punto.
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A la izquierda la sepia encebollada, a la derecha lo que quedaba de la ternera con puerro... |
A medio camino de llegar a la meta tomo la carta y elijo la
comida de verdad. La duda me corroe, como siempre que voy a un chino, entre el
pollo, cerdo o ternera. Pero en esta ocasión mi disyuntiva se había ampliado a la
sección de pescado, puesto que la experiencia me ha mostrado que rivaliza con
cualquier carne. Como la virtud se encuentra en el término medio o mesotés (según diría Platón), sopesé la
opción de pedirme un plato de cada (como me cuesta lo mismo…) pero lo descarté
para apuntarlo a la sección de “Salvajadas”, junto a los arroces, ya que no
estaba por la labor de liarme la manta a la cabeza. Escogí, pues, la ternera con
puerros y unos chipirones encebollados. Cuando pides esta clase de platos en
cualquier establecimiento oriental te los sirven con una base de salsa de soja
(el wok) que amenaza con hacerte pasar más sed que el pueblo Elegido en su
viaje por el desierto durante tiempos pretérritos, pero la ternera con puerros
tenía un sabor suave y agradable, no muy salado, y los chipirones estaban
sinceramente exquisitos. Recordé que en el pasado un acompañante mío (femenino)
eligió el lenguado con frutos de la huerta, y me pareció un muy buen plato
aunque muy oriental no era, así que aprovecho la ocasión para ahondar en la
recomendación. Así mismo otro acompañante (masculino) solicitó al amable y
pintoresco camarero las costillas especiales, e insistiendo en que éste tampoco
es un plato muy oriental, pueden ser de las mejores costillas asadas que haya
probado en mucho tiempo: tiernas, en su punto y con carne (no famélicas).
Aunque quizá no se lo parezca, querido lector, estaba en un
restaurante oriental, no se me despiste que paso a los postres.
No me gustan los postres orientales, sinceramente, y no
cometí el error de hacerme el valiente y probar alguno que incluía la carta.
Como quería disfrutar de la comida, aposté a caballo ganador: crujiente de
chocolate y tarta de calabaza con nata. Casi nada. La tarta de calabaza con
nata consta de dos pequeñas rebanadas de una tarta de calabaza frita, un bocado
cremoso, no muy salado y que te engaña de lo bueno que está. Y el crujiente de
chocolate no es más que un rollito relleno de chocolate fundido, el summun para
los aficionados al chocolate. Muerdes el rollito y el chocolate fundido se hace
ver… impresionante. Me apunto también
una excursión con este plato para la sección de “salvajadas”. Observo que en el
primer post del blog estoy acumulando futuros post de dicha sección de manera
exponencial… es que este restaurante da mucho juego, hacedme caso.
Tienen un menú muy apañado para niños, con los clásicos espaguettis, filetes empanados y demás, tan apetitosos que cuando uno de mis acompañantes (un niño) lo solicitó, estuve tentado de pedir otro para un servidor, pero por aquello de mantener las apariencias juzgué poco aconsejable tal acción...
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A la izquierda el delicioso crujiente de chocolate, a la derecha la tarta de calabaza... |
Mi puntuación sobre cinco puntos es de cuatro.Y no le otorgo una puntuación mayor primero porque no quiero poner el listón muy alto desde el primer post, y segundo porque no me gusta que dentro del precio (7,90 €) no incluyan la bebida (casi tres eurazos medio litro de agua mineral sin gas...). Se deben pensar que no sabes hacer la cuenta, pero este reclamo, particularmente, no me gusta demasiado.
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